Porto de Galinhas es un paraíso en el nordeste de Brasil, donde hay piscinas naturales, en playas con mar turquesa y arenas doradas.
En el siglo XVIII, las barreras de arrecifes frente a las costas de Brasil formaban un puerto natural que permitía amarrar a los barcos para llevar la producción de caña de azúcar a Portugal, y también para descargar largas filas de esclavos que llegaban desde África. Después del año 1850, los esclavos llegaban de contrabando desde Angola, y era normal escuchar “Llegaron gallinas nuevas al puerto”.
Así, el lugar fue rebautizado como Porto de Galinhas, aunque hoy en día los barcos que pasan por ese puerto natural, son embarcaciones llevan a los turistas a ver los cardúmenes de peces que quedan atrapados en las piletas naturales del arrecife al bajar la marea.
Como una marca consolidada, ofrece bellezas naturales bien conservadas gracias a una fuerte política de cuidado del medio ambiente, es uno de los centros turísticos mas conocidos del nordeste de Brasil.
Sus largas playas de arena blanca, las aguas turquesa, los arrecifes de coral, y exuberante naturaleza, hacen un destino ideal para el descanso.
Hay excursiones a playas desoladas, paseos por el mar y una amplia oferta opciones de buceo durante todo el año.
El buceo se puede practicar libremente en las piletas naturales donde se pueden observar y disfrutar de una gran diversidad de especies marinas, langostas, camarones y diferentes tipos de corales. Detrás de las barreras de coral se abre un mundo submarino tentador.